Como adulto, no hay nada más difícil que intentar aprender una nueva habilidad, por lo que vale la pena tener un amigo como el ciclista de Shimano Gravel Alliance, Ibai Fradejas, quien podría considerarse como un veterano en lo que se refiere a las dificultades, para que te guíe por el terreno desconocido.
En "De novata a recorrer 500 km en solo ocho días", Ibai sigue la transición de Sandra Parra , que pasa de ser una ciclista de carretera purista a completar la Ruta de la Toscana, y lo que le costó llegar hasta allí.
DE PROBAR A TENER UN HOBBY
Con un pasado disfrutando de las actividades al aire libre, una infancia de acampada y mi pasión por el gravel de largas distancias, me he convertido en el punto de referencia para cualquiera que sienta el impulso de explorar. Cuando mi buena amiga Sandra Parra -una apasionada del ciclismo de carretera que vive en Valencia- quiso poner a prueba su temple con un viaje de aventura, me preguntó cuánto tardaría en completar su primer viaje en bikepacking. Fácil, le contesté. Lo haremos esta primavera. Me lancé a ayudarla, pero sabía que tendría mucho trabajo; al fin y al cabo, es una ciclista que rara vez, o nunca, se aleja del asfalto.
Desde el principio, la hicimos rodar. Comenzó con la búsqueda de su primera bicicleta de gravel, especificándola con un grupo Shimano GRX 2x11 y ajustando su posición de conducción. Realizamos su primer recorrido sencillo de 30 km en superficies mixtas, y lo superó sin problemas. En el segundo trayecto - el primero de gravel propiamente dicho - ya estaba alcanzando sus límites, familiarizándose con la potencia de frenado adicional de la configuración del GRX, donde los derrapes y las casi caídas se convertían en enormes sonrisas. Qué alivio.
El tercer recorrido fue impresionante; me llenó de emoción cuando su miedo inicial en un descenso técnico se transformó en la persistencia para clavarlo. Esto nos proporcionó a ambos la confianza de que estaría preparada para luchar en esos inevitables momentos más difíciles. Para el cuarto día, Sandra estaba enganchada: había pasado de ser algo a probar, a ser un hobby. Las cosas podrían empezar a ponerse serias ahora...
EL PROGRESO LLEVA A LA PLANIFICACIÓN
Después de que la bicicleta de Sandra llegara a principios de 2022, pasamos unos meses hablando de cuál sería el objetivo final. Nos decidimos por el Tuscany Trail y llegó el momento de ultimar el plan. Sandra seguía un poco preocupada porque nunca había rodado tanto, y menos aún con la bici cargada... Tenía razón. El Tuscany Trail tiene una longitud de 500 km y 8.000 metros de ascenso, pero decidimos hacerlo de todos modos. La logística no fue fácil, ya que las líneas de salida y de llegada se encuentran en puntos diferentes, y ninguna de las dos está cerca de un aeropuerto.
26 de mayo de 2022
Acabamos de aterrizar en el aeropuerto de Pisa y tomamos el tren desde el aeropuerto al centro de la ciudad. Una vez allí, montamos las bicicletas, metimos todo en las alforjas y decidimos ver la ciudad como turistas antes de tomar otro tren hacia Donoratico, donde al día siguiente comenzaríamos el Tuscany Trail.
27 de mayo de 2022
Día 1 en el Tuscany Trail – 150 km y 2.400 m
A las 8:30 abrieron la zona de recogida de dorsales. Estaba solo a 15 km de nuestro hotel, así que llegamos a tiempo. Encontré caras conocidas y viejos amigos con los que charlar, y finalmente empezamos a pedalear a las 10 de la mañana. La adrenalina se apoderó de nosotros y el ritmo fue muy intenso durante la mayor parte del día. Solo paramos tres veces: una para tomar un helado, otra para comer un sándwich y un helado, y la tercera para comer unas porciones de pizza y cargar con víveres para la cena.
Recorrimos los pequeños tramos de carretera a un ritmo rápido, asegurándonos de extremar las precauciones en los descensos porque el nivel técnico es el que es. Empezamos a sentir la fatiga en nuestros cuerpos, así que decidimos acampar. Ahora son las 8:30 p.m. y vamos a disfrutar de una cena con los últimos rayos de sol antes de irnos a la cama.
28 de mayo de 2022
Día 2 en el Tuscany Trail – 10 am. 145 km con 2.700 m
El día amaneció a las 5:30, pero tardamos dos horas en recogerlo todo, un poco lento. Me puse la ropa sucia de ayer, pero Sandra, la rookie, no pudo -o no quiso- hacerlo. De todos modos, lleva en su alforja más ropa de la necesaria, así que no importa. Esperábamos un día largo y así fue. El plan era intentar igualar la distancia de ayer para poder terminar la aventura en solo tres días. Lejos de ser una carrera, nos lo planteamos como un reto personal, rodando desde el amanecer hasta el atardecer a un ritmo constante y parando para comer helado, pizza y hacer fotos.
La primera mitad del día fue muy dura, por pistas estrechas y pedregosas que hacían muy difícil mantener un ritmo constante. Llegamos a Siena a mediodía habiendo recorrido solo 60 km. Paramos a comer y hablamos de que la segunda mitad del día parece más favorable, aunque la previsión meteorológica nos advertía de tormentas eléctricas estacionales. Nos quedaban 90 km para llegar a nuestra meta de San Quirico d'Orcia.
Nuestros teléfonos no se equivocaron y las tormentas empezaron a hacer temblar el cielo. Decidimos que lo más sensato era refugiarse bajo un puente y esperar a que se despejaran. Un poco más tarde continuamos, optando por repostar un delicioso panini de porchetta, una fuente de energía inmediata.
Llegamos al destino marcado cuando estaba oscureciendo. Habría estado bien dormir en uno de los albergues de la ciudad, pero estaban todos llenos. Bueno, hemos venido a vivir una aventura, así que sin desanimarnos buscamos un parque en las afueras donde poder pasar la noche. Esta vez nos acostamos bajo un pórtico sin molestarnos en montar la tienda de campaña para intentar agilizar el equipaje del día siguiente.
29 de mayo de 2022
Día 3 en el Tuscany Trail – 11 am. 170 km con 2.600 m
Cuando salió el sol, descubrimos que otros participantes habían tenido también la misma idea de descansar en este parque. Desayunamos una barrita energética para calmar el hambre de nuestros estómagos antes de llegar al primer pueblo, donde pedimos un café caliente y algo de comer. El terreno ha sido favorable en el camino hacia la costa. Cuando solo te separan unas cuantas colinas de la meta, es el momento en que empiezas a sentirte triste y a pensar que la aventura está a punto de terminar. Me pregunto si lo hemos disfrutado lo suficiente, o si hemos pedaleado con demasiada intensidad, o qué más podríamos haber hecho. Pero lo cierto es que hemos compartido kilómetros con personas de todo el mundo que comparten la misma pasión por explorar en bicicleta.
El día de hoy nos deparó algunos problemas mecánicos (afortunadamente fáciles de resolver) antes de llegar a Ortobello y a la línea de meta alrededor de las 8:00 p.m. Justo antes de la meta cruzamos la impresionante Reserva Natural de Duna Feniglia, que nos brindó un espectáculo con una de las puestas de sol más increíbles que he visto en mi vida. Mientras escribo esto ahora, me doy cuenta de que estamos lejos de casa con solo nuestras bicicletas y algunas cosas para sobrevivir, y resulta tan sencillo que esto se convierte en algo mágico.
Tras la ansiada ducha y el descanso en el hotel, estamos listos para el viaje en tren a Roma. Hacemos rápidamente una visita exprés a la ciudad eterna antes de buscar una tienda de bicicletas local que ha tenido la amabilidad de reservarnos dos cajas para que podamos empaquetar nuestras bicicletas para volar de vuelta a casa.
Desenlace
Aunque Sandra no estaba suficientemente acostumbrada a la bicicleta ni al terreno, tenía muchas ganas de explorar y eso fue lo que nos permitió llegar a la meta en tres días. Lo más impresionante es que también fue la primera vez que dormía en una tienda de campaña rodeada de jabalíes nocturnos, por no hablar de la noche que pasamos en un saco de vivac y del hecho de estar tres días sin ducharnos. En el vuelo de vuelta llegó a preguntar cuál debía ser la siguiente aventura, así que si eso no es un éxito, no sé lo que es. La conclusión de esta experiencia es que cualquiera puede convertirse en un profesional del bikepacking, siempre que estés dispuesto a prepararte un poco, solo tienes que asegurarte de estar mínimamente en forma (o al menos crear una ruta que se adapte a tu nivel de forma física actual) y no te importe pasar algún que otro apuro si no puedes encontrar un hotel.
La aventura está en todas partes, a veces solo hay que pedalear un poco más para encontrarla.
LA BICICLETA DE SANDRA
Una Kona Rove NRB DL de aluminio, con grupo Shimano GRX 2x11, frenos hidráulicos y llantas/neumáticos 650b x 48 mm.
