Bikepacking por primera vez - Parque Nacional Rondane, Noruega

Al principio, el bikepacking puede parecer un poco complicado, especialmente si nunca has tocado una bicicleta de gravel. Así era exactamente como se sentía Coco antes del viaje. No tenía ningún conocimiento previo de las bicicletas ni del bikepacking. Una forma estupenda de superar estos problemas es encontrar un amigo que se dedique al bikepacking y unirse a él en un viaje, y eso lo que hicimos. Yo me encargué de la planificación y FARA cycling nos ayudó proporcionando bicicletas de gravel y todo el equipo necesario para el bikepacking. Después de un circuito de prueba de 6 km con las bicicletas completamente cargadas, nos dirigimos a nuestra misión de bikepacking.

Nuestro plan original era recorrer los 230 kilómetros y los 4.000 metros de altitud en el transcurso de cuatro días, pero como tardamos más de lo previsto en tenerlo todo ordenado y organizado al principio del viaje, acabamos durmiendo una noche más en la furgoneta y comenzando el viaje a primera hora del día siguiente. Decidimos dividir los días en 66 km, 56 km y 106 km, sabiendo que los dos primeros días incluían básicamente toda la subida y que el último día era una mezcla de descenso y carreteras llanas.

Al planificar la ruta, intenté evitar las carreteras de grava más difíciles. Pensé que conducir una bicicleta cargada a tope por buenas carreteras de grava (o asfaltadas) ya suponía un desafío importante para una primeriza. Nuestro primer día resultó ser una curva de aprendizaje empinada para Coco. La ruta incluía la subida de 1.500 metros de altitud cerca de uno de los picos más altos de la zona. La subida estaba asfaltada, pero como Coco nunca había montado una bicicleta de gravel, ni siquiera en una carretera llana, empezar el proceso de aprendizaje con una bicicleta totalmente cargada y 1500 metros de altitud hizo que el inicio del viaje fuera muy exigente para ella. Sin embargo, mantuvo el ánimo alto y me encargué de que comiera algo, así que llegamos a la cima siendo todavía las mejores amigas.

Después de un duro comienzo, a medida que ascendíamos por Rondane, las subidas se hicieron más suaves y las vistas cada vez más impresionantes, con los diferentes picos de Rondane y otras montañas en el horizonte. Finalmente, Coco también pudo disfrutar de las partes divertidas del ciclismo. Muchos principiantes podrían haber tenido miedo de las bajadas, pero la snowboarder Coco sólo gritaba "me encantan las bajadas" cuando descendía las colinas a toda velocidad, mostrándose segura sobre su bicicleta. Los últimos veinte kilómetros pasaron volando, bañadas por la hermosa y suave luz del atardecer, con impresionantes vistas sobre el lago Atnsjoen. Acampamos en el lecho de un río con vistas a las montañas y, cuando se puso el sol, una hermosa luna llena nos recompensó de nuestro primer día de duro trabajo en bicicleta.

Coco se despertó antes que yo, después de una noche fría, después de una noche en blanco y dolorosa. Había contenido las lágrimas toda la noche porque le dolían mucho las piernas. Por la mañana, se arrastró fuera de la tienda para ir a orinar y descubrió que apenas podía caminar. Estaba realmente preocupada por cómo podría decirme que no podía subir a la bicicleta.

Me desperté y saludé a Coco con un alegre "buenos días", pero por su cara me di cuenta enseguida de que algo iba mal. Me habló de su noche de insomnio, el dolor en las piernas y yo me maldecía a mí misma y mi planificación. Debería haberme dado cuenta de que empezar con una subida tan dura era demasiado, si nunca habías montado en bicicleta. Intenté mantener la calma y le dije que tendríamos una mañana tranquila, haríamos algunos estiramientos, tomaríamos un buen desayuno y luego veríamos cómo iba todo. Durante el desayuno, las nubes empezaron a desvanecerse y, al mismo tiempo, el ánimo de Coco comenzó a mejorar. Para cuando habíamos recogido todo nuestro equipo, el sol brillaba y Coco bailaba. Había esperanza, pero sabía que hoy tenía que marcar un ritmo suave y hacer muchas paradas de descanso.

Durante los primeros 30 kilómetros, antes de que nos desviáramos por una carretera de grava más pequeña, Coco estaba más callada que de costumbre y yo sabía que eso significaba que no se sentía bien. Nos detuvimos dos veces para ajustar su sillín y aliviar el dolor. Después de la segunda parada, por fin conseguimos mejorar su posición, lo que le quitó mucha presión de encima y le permitió relajarse sobre la bicicleta. A continuación, hicimos una pausa más larga para comer antes de iniciar el recorrido hacia el valle de Grimsdalen.

Una vez más, a medida que las vistas mejoraban, la conducción se hacía más fácil. Las hermosas vistas de las montañas y las divertidas carreteras de grava fueron la mejor manera de ayudar a Coco a olvidar el dolor. El recorrido por el valle de Grimsdalen fue realmente lo mejor del viaje. Fue un bonito paseo durante todo el trayecto por esta tranquila y suave carretera de grava. El sol se encargó de que pudiéramos disfrutar de lo mejor del Grimsdalen ese día.

El recorrido en el valle fue bastante suave cuando veníamos de la dirección de Frekmyr, pero al final del valle había dos subidas más grandes y pronunciadas. Para entonces, Coco se estaba cansando de los esfuerzos del día y el dolor de la escalada del día anterior hizo de nuevo su aparición. Según ella, fue entonces cuando el "nacho power" entró en acción y la hizo afrontar las últimas subidas. Este "nacho power" realmente ayuda a una persona a enfrentarse a cualquier cosa, ya que llegamos a nuestro lugar de acampada con vistas a las montañas al otro lado de Rondane justo antes de que el sol se pusiera detrás de las montañas. Un lugar perfecto para disfrutar de nuestra última noche en la carretera.

Nos despertamos al amanecer con un día frío, pero impresionante. El suelo helado y las bicicletas congeladas eran la demostración de que nuestra decisión de dormir con toda la ropa había sido la correcta. Disfrutamos lentamente de los copos de avena y el café de la mañana, mientras dejamos que los suaves rayos de sol nos calentaran después de una noche gélida. Coco había dormido mejor y tenía menos dolor que la mañana anterior, así que las cosas pintaban bien. La noche anterior había expresado muchas dudas sobre nuestro plan de recorrer más de 100 kilómetros, pero ahora estaba dispuesta a hacerlo: "puede que sea lo último que haga, pero lo terminaré", fueron sus palabras cuando volvimos a la carretera.

Esa actitud positiva y su testarudez son probablemente la razón por la que somos las mejores amigas. El día comenzó con un descenso extremadamente divertido y largo, que era exactamente lo que necesitábamos para que nuestras piernas volvieran a entrar en calor. Mantuvimos la velocidad durante toda la jornada y los kilómetros pasaron volando. No entiendo exactamente en qué consistía el "nacho power" de Coco, pero desde luego era impresionante. Nuestra jornada de 100 kilómetros transcurrió sin problemas. Fue un gran logro, ya que era su primer recorrido de 100 kilómetros en bicicleta. Lo que lo hizo aún más impresionante fue que lo consiguió tras dos largos días en bicicleta y después de tener las piernas tan doloridas que, en un momento dado, apenas podía caminar.

Nuestra mente es realmente nuestro músculo más fuerte. Afortunadamente, cuando terminamos nuestro viaje, Coco todavía no me odiaba e incluso quería comprarse una bicicleta de gravel, lo que significaba que nuestra misión de bikepacking había sido todo un éxito.

Si le pidieras a Coco que resumiera nuestro viaje y el bikepacking, ¿qué diría? Le pregunté y lo primero en lo que pensó fue el sufrimiento, pero dijo que era un "sufrimiento extrañamente satisfactorio". También dijo que la simplicidad de llegar a nuevos lugares con nuestras bicicletas y llevar todo lo que necesitábamos con nosotras resultó gratificante y especial. "Te transfiere a un espacio mental completamente diferente".

Su sensación general fue que no resultó demasiado difícil: solo se trataba de pedalear y tolerar la incomodidad en ocasiones, pero después te deja una sensación de satisfacción. Es obvio que ha aprendido mucho de su paso por la carretera.

Os animamos a todos a que pongáis el equipaje en vuestra bicicleta y os lancéis a vuestra primera aventura de bikepacking, no os arrepentiréis.