Pocas disciplinas como el gravel han conseguido crecer y consolidarse tan rápidamente en el ciclismo. Quizás sea por tratarse de una modalidad offroad y la polivalencia de uso que ello permite, puede que por el componente de aventura que supone pedalear por pistas y caminos recónditos o por qué no, también por la velocidad adictiva que transmite rodar sobre tierra con unas bicis parecidas a las de carretera.
Lo cierto es que hoy en día infinidad de ciclistas disfrutan del gravel y de sus bicis en todo tipo de eventos, aventuras y rutas de fin de semana. Una disciplina que ha conseguido trascender y convertirse ya en una forma distinta de entender el deporte del ciclismo y que también ha abierto un nuevo mundo de posibilidades en cuanto a experiencias e incluso de material y componentes por descubrir.
El gravel permite conocer lugares y caminos recónditos.
¿Qué es el gravel?
Su nombre lo dice todo. La palabra gravel vendría a traducirse del inglés al español como grava o gravilla, algo que ya deja claro el tipo de ciclismo y sobre todo, del terreno por el que se practica. Es cierto que no es la única, ni desde luego la primera modalidad de ciclismo que se practica fuera del asfalto, pero sí que es la primera de todas ellas que tiene un prisma de lo más polivalente.
Las bicis de gravel están pensadas realmente para usarse en prácticamente todas las superficies y lo más importante, para que se comporten adecuadamente en todas ellas.
Sus geometrías están concebidas para ofrecer el mejor equilibrio posible entre la capacidad para rodar rápido y la versatilidad de uso, proporcionando buena estabilidad y control sobre diversos terrenos.
Para ello las bicis de gravel tienen por ejemplo un cuadro algo más corto entre ejes que los modelos más deportivos de la carretera, además de una posición de conducción más recogida, que no obliga a volcar tanto el tronco hacia delante.
También el cuadro está preparado para albergar neumáticos más gruesos. Con todo ello, con las gravel podemos ir más cómodos y con más control sobre tierra de lo que lo haríamos sobre una bici con geometría de ruta.
Aspecto de una bici de gravel, con una geometría específica al uso offroad.
bicis de montaña, con lo que se mueven más rápido que estas por pistas y caminos.
Se trata por lo tanto, en el punto intermedio, entre las bicis ideadas para el asfalto y las diseñadas para la montaña, la solución definitiva a una bici que pretende rodar y transmitir al ciclista un buen rendimiento en ambas superficies.
Las zonas técnicas ponen a prueba la fiabilidad y el rendimiento de los componentes.
¿Y sus componentes?
El gravel no pasa sólo por cuadros adaptados a un uso offroad, los componentes y accesorios también deben reunir unas características concretas para que el ciclista pueda rodar con eficiencia y con seguridad por pistas, caminos y carreteras por explorar.
Grupos completos como el Shimano GRX RX820 son un ejemplo de ello. Un conjunto de componentes que responde perfectamente a las necesidades del usuario de gravel, combinando alto rendimiento, fiabilidad de uso en cualquier circunstancia, amplio rango de desarrollos y diversas configuraciones para adaptarse a todos los tipos de terreno.
Grupo de componentes Shimano GRX RX820.
Rendimiento sobre tierra
Para que la transmisión de una bicicleta de gravel, que puede rodar buena parte del tiempo por zonas accidentadas y bacheadas, ofrezca un buen rendimiento es necesario que la cadena, por ejemplo, mantenga siempre una tensión óptima. Por ese motivo un grupo como el GRX RX820 cuenta con tecnologías como el Shadow RD+. Este concepto proviene de otras transmisiones ya utilizadas en el ciclismo de montaña y consiste en un mecanismo de embrague que mantiene una tensión más constante en la cadena y evita además que esta golpee con la vaina del cuadro.
Las irregularidades del terreno producen vibraciones sobre la bici
Más control
Cuando se rueda sobre pistas y caminos se soportan más vibraciones. En el gravel, las irregularidades de las pistas y la grava hacen que necesitemos más control sobre los mandos y los puntos de apoyo de la bicicleta. Por eso no es casualidad que manetas como las ST-RX820 del grupo GRX tengan un volumen sobredimensionado si las comparamos con modelos equiparables en sus grupos hermanos de carretera, como el 105, el Ultegra o el Dura-Ace.
Las manetas para gravel tienen más volumen y más adherencia que las de carretera.
Estas manetas por tanto son más fáciles de agarrar, aportando una mayor y más ergonómica superficie de apoyo, así como más control en situaciones complicadas. Además, están recubiertas con una goma con compuesto y gravado especial para mayor adherencia. El mismo tipo de goma que, por ejemplo, utiliza Shimano en los puntos de agarre de las cañas de pescar de máximo rendimiento que fabrica.
Desarrollos para todos los terrenos
Pistas rápidas, caminos empinados o carreteras endiabladas con asfalto deteriorado, cualquier escenario es posible con una bici de gravel. Ante este amplio abanico de terrenos, es necesario que nuestra bici pueda adaptarse a todo tipo de desniveles y velocidades. Para ello y siguiendo con el mismo ejemplo, la familia GRX ofrece diversas configuraciones y en todo caso, un amplio rango de desarrollos. Este punto es clave para dotar la bici de gravel de la polivalencia de uso que necesita.
El doble plato es la mejor opción en larga distancias y grandes desniveles.
Desde las opciones de monoplato (al elegir entre 40 ó 42 dientes) como la más indicada para usar en terrenos en los que existe poco desnivel o salidas y rutas más explosivas a la del doble plato, la más adecuada para la larga distancia o para zonas en las que hay que salvar grandes desniveles.
En cuanto a las opciones de casete, uno de los puntos más críticos en la transmisión de gravel, existen opciones de 10-45 o la de 10-51 dientes. Eso sin contar con unos potentes frenos, pensados para poder tener el control sobre la bicicleta en cualquier terreno, gracias a tecnologías como la Ice Technologies Freeza importada de los grupos de Mountain Bike, que permite realizar frenadas más potentes disipando mejor la temperatura, lo que mejora sustancialmente el rendimiento de la frenada.
El recubrimiento Ice Technologies Freeza de los discos disipa mejor la temperatura.
Más precisión
El gravel no está reñido con el alto rendimiento, ni mucho menos. Por ese motivo, algunas de las tecnologías del GRX son compartidas con las de otros grupos “performace” de Shimano, de carretera o montaña. Esto hace que sea tan útil para el aficionado que busque el mejor comportamiento en sus rutas offroad, como el que compite en las pruebas oficiales de esta disciplina.
Casete para gravel con dentado especial para favorecer la transición de la cadena.
Nos referimos a soluciones como el Hyperglide+, un diseño específico del dentado del casete, mediante el cual se suaviza cualquier transición de la cadena de una corona a otra, sin importar a tensión con la que se pedalea, de esta manera, ya no es necesario reducir la fuerza sobre los pedales al cambiar de marcha. Por otro lado el Direct Engagement, el núcleo específico de las ruedas GRX RX880 de carbono, posee un mecanismo de enganche o ratchet mucho mayor que otras ruedas equiparables, permitiendo una mayor capacidad de respuesta de la rueda trasera al golpe de pedal.
Mejor equipamiento, más diversión
Por último, no hay que olvidar que toda esta tecnología sirve para que, tanto los más experimentados como los que se inicien en el gravel, disfruten más de esta modalidad, de sus rutas, de sus bicis y de cualquier reto que se propongan sobre tierra o asfalto. Porque la tecnología, sólo tiene sentido si está al servicio del ciclista y de mejorar su experiencia.