Gravel en EU vs. EE. UU.
Un estudio sobre la conducción de gravel en diferentes lados del Atlántico.
Pregúntale a cualquiera y te dirá que el corredor de la Shimano Gravel Alliance, Erwin Sikkens, domina el gravel, lo que lo convirtió en la elección perfecta para realizar un estudio sobre el gravel en Unbound. ¿Qué diferencia el panorama del gravel en EE.UU. con respecto a Europa y, sobre todo, cuál es mejor?
Llevo el suficiente tiempo en el mundo del gravel para conocerlo al detalle. He visto, saboreado y olido todas las variantes de conducción de gravel que existen. Al menos, todos los tipos de conducción de gravel en Europa.
Pero Europa no lo es todo, y era muy consciente de que existía una importante laguna geográfica en mis conocimientos sobre el gravel. Era el momento de averiguar qué más debía saber acerca del gravel, y qué podía aprender viajando a Estados Unidos.
Este artículo va a tratar tanto del patrimonio del gravel o de cómo clasificarlo, como de la cultura del gravel que tanto conocemos y amamos. Y esa cultura no se originó en Europa, por lo que estaba a punto de embarcar en un vuelo de larga distancia a Kansas.
La cultura del gravel surgió en el Medio Oeste estadounidense, o en el "fly-over country", como algunos lo llaman. En estos estados aparentemente sin interés, estaban ocurriendo cosas en el mundo de la bicicleta. De forma inadvertida, nació un movimiento creado por un grupo de amantes del ciclismo que habían empezado a hacer cosas interesantes en sus bicicletas que implicaban montar y competir por terrenos de grava en el campo. Lo que empezó siendo pequeño, creció rápidamente hasta convertirse en algo más grande con el cambio de milenio, y acabó convirtiéndose en la escena del gravel, tal y como la conocemos hoy.
Desde la perspectiva de 2022, está claro que el gravel estadounidense ha tenido un gran impacto sobre la formación de la cultura del gravel en Europa, pero ¿es realmente lo mismo? ¿Somos los europeos una mala imitación, un clon menos competitivo y menos uniforme de lo que ocurre allí, o hemos creado algo totalmente distinto? Como parte de esta investigación sobre dos continentes potencialmente dispares, me dispuse a participar en la carrera de gravel más importante del mundo.
La ciudad del gravel
Cuando me desperté el martes por la mañana en Emporia, Kansas, lo que más me llamó la atención fue que esta particular carrera de gravel se celebraba muy lejos de cualquier bosque remoto. De hecho, no había ni siquiera una hoguera a la vista. Estábamos en el centro de la ciudad, con montones de grava depositados con orgullo en Commercial Street, la calle principal de la ciudad.
Fuera de la ciudad, no encuentras más que interminables llanuras de hierba, flanqueando kilómetro tras kilómetro carreteras de grava rectas como un alfiler. Es otro mundo comparado con Europa, donde el gravel se practica más bien en un oasis boscoso, alfombrado de flores silvestres o agujas de pino, el agua puede aparecer. Pero hay señalar el paisaje como factor diferenciador parece poco acertado, sobre todo porque varía de un estado a otro, así que pasemos a la cultura...
En los eventos europeos de gravel, me he encontrado pedaleando en lugares muy diferentes, senderos de MTB, pistas forestales, con la bicicleta al hombro, ascensos pronunciados... y sí, en ocasiones, cuando tienes suerte, grava de verdad. ¿Una cosa que tienen en común todos estos eventos? El elemento competitivo no es el factor decisivo. Muchos eventos de gravel consisten en recorrer el terreno a tu propia velocidad, casi siempre con una salida abierta en algún momento entre la hora X y la Y. Los corredores pueden elegir entre diferentes longitudes y velocidades y, al final, no hay ganadores ni premios, solo una fiesta relajada alrededor de una hoguera con todos los corredores.
En Emporia, sin embargo, pronto descubrí que esta fiesta no era solo para los participantes, sino para toda la comunidad. Con la fiesta del gravel como un evento en la ciudad, con una gran exposición, se anima a participar a todos los residentes del lugar. Los cafés están abarrotados de ciclistas y no ciclistas, mientras que las robustas camionetas comparten las carreteras con decenas de ciclistas durante toda la semana. Emporia está tomada por los ciclistas, y parece que a todo el mundo le gusta.
Esto (no) es una carrera
Llega el día de la carrera y las cosas se vuelven reales. Los altavoces están a todo volumen y la multitud enloquece mientras el enorme pelotón sale de la ciudad. El pelotón inicial tarda aproximadamente una hora en dividirse en un centenar de grupos más pequeños, liderados por un puñado de corredores profesionales que marcan el ritmo. Incluso en la parte trasera, donde me encuentro, vamos a un ritmo rápido y los corredores se adelantan unos a otros sin parar. Cada vez que hay alguna irregularidad en la pista de tierra, alguien adelantará a otro. Es casi despiadado, pero todos tenemos nuestra propia carrera, siendo la distancia de 354 km el mayor reto para la mayoría.
Al llegar a la mitad de la carrera, el ritmo se ha tranquilizado y empiezo a reconocer las caras de los que van tan despacio como yo. Incluso estamos empezando a hacer amigos, sabiendo que esto va para largo. Nuestra "carrera" ha terminado; a partir de ahora es simplemente una ruta muy larga. En este momento, casi parece gravel europeo, pero no del todo.
En la meta, justo antes de la medianoche, detecto otra diferencia entre el ciclismo de gravel europeo y esta carrera de gravel estadounidense. Estoy agotado. No hay un amistoso miembro de la organización esperando en la meta, listo para darme una cerveza y, definitivamente, no hay una gran hoguera. Me encuentro en medio de una fiesta, la misma fiesta del pueblo que he visto toda la semana. Es divertido y estoy muy contento de haber terminado el recorrido, pero también demasiado cansado para disfrutar de los festejos. Doy por terminado el día después de 17 horas sobre la bicicleta.
A pesar de perderme la gran fiesta del gravel, entiendo su atractivo. Desafiarte a ti mismo y llevarte al límite en las carreteras de grava refleja la satisfacción que suelo encontrar en la conducción por carretera. Después de un buen descanso, la ciudad vuelve a cobrar vida con los ciclistas y sus historias. Las numerosas cafeterías de Emporia están llenas. Los temas de conversación no son los que esperaba, o mejor dicho, no son como los que se oyen en Europa. Hablan de la carrera. Lo que salió mal, lo que salió bien, o quién sufrió un pinchazo en el momento equivocado. Es muy diferente de las historias que suelo compartir en Europa, porque generalmente se habla del paisaje o sobre lo bien que se comportó la bicicleta sobre la grava ese día. Tal vez incluso te cuente que me detengo para darme un baño y nadar a mitad de camino o para tomar un café en una cafetería local.
Subirse a la ola
Una semana después del Unbound, estoy de vuelta en los Países Bajos y participo en un evento local de gravel. Me encuentro conversando con un tipo simpático de Nueva York, que ahora vive en Europa. Hablamos de mi experiencia reciente, y él está de acuerdo con muchas de mis observaciones: lo mismo, pero diferente. El gravel europeo es como el surf, en el sentido de que todos nos reunimos y disfrutamos de la olas. No se trata de premios o podios. Al final del viaje, nos reunimos alrededor de la hoguera, disfrutamos de una cerveza y contamos historias. Mi amigo neoyorquino hace la clásica comparación con la cultura del MTB en sus inicios, lo que me lleva a pensar que el gravel estadounidense, por el contrario, es como ir a un partido de béisbol. Primero haces una barbacoa junto a tu pick-up en el aparcamiento, y luego está el partido... ¡y ese partido está en marcha! Los ciclistas están allí, tanto para divertirse como para competir, lo que, pensándolo bien, no es muy diferente de Europa si cambias la competición por la conducción...
Es como dos dialectos del mismo idioma. A pesar de estas pequeñas diferencias, los dos mundos pueden coexistir y visitarse mutuamente. Como en una familia, se dan la bienvenida unos a otros, con un cálido abrazo o una amistosa palmada en el hombro. Más aún, se complementan entre sí, incitando al otro lado del océano a mejorar. El gravel está en constante cambio y eso no es malo.
El hecho de que haya diferentes culturas de gravel en todo el mundo solo hace que esta gran cosa del gravel que tenemos en marcha sea aún más hermosa de lo que ya sabíamos que era.
Y ahora lo conozco un poco mejor que antes.