Tour Divide, Badlands, GranGuanche, Atlas Mountain Race, Further, Tuscany Trail, Silk Road Mountain Race, GBDURO. Lo más probable es que hayas oído hablar de algunas de estas pruebas de ultrafondo, que van desde la carretera hasta el off-road, desde 300 km hasta 3.000 km o más, siguiendo rutas fijas o checkpoints que requieren una planificación de la ruta. Aunque no hay dos carreras de ultrafondo iguales, comparten una característica común: estas carreras son muy largas, muy duras y casi siempre dependes totalmente de ti mismo. Ni hay que tomárselas a la ligera, ni se trata solamente de entrenar duro y luego rodar rápido. Más aún, son un reto mental. ¿Suena divertido? Puede que no, pero de nuevo, montar en bici no siempre es divertido. Muchos de nosotros montamos en bicicleta por el reto, el desafío de esforzarnos más que la última vez, buscando nuestros límites personales. ¿Qué mejor manera de hacerlo que participando en algo tan ridículo como una carrera de ultrafondo?
Después de pasar muchas horas de dotwatching y absorto en clips épicos de ciclistas esforzándose en paisajes increíbles, decidí intentarlo, incluso dos veces. ¿Deberías hacer lo mismo? Espero ayudarte a responder a esa pregunta compartiendo algunas de mis ideas y las lecciones aprendidas. Llamémoslas "lecciones de un principiante experimentado".
En primer lugar, correr una ultrafondo no es tan fácil como coger la bicicleta de gravel, llenar la mochila y salir al sol. Se necesita mucho tiempo para prepararse, no solo física y mentalmente, sino también con respecto a tu equipo. Puede que incluso tengas que crear tu propia ruta, teniendo en cuenta cosas como los puntos de reabastecimiento. Esta etapa de preparación no debe subestimarse, ya que te dará una gran sensación de anticipación para la propia carrera, haciendo que cuente como parte de la diversión. Luego, está el viaje. Viajar es divertido; puedes ver el mundo en bicicleta, pero antes tienes que llegar hasta el punto de salida. Tal vez tengas que hacerlo en avión, con lo que tu impacto sobre el planeta será mayor, o tal vez llegues allí de una forma más ecológica. En cualquier caso, te costará tiempo y dinero. El #Outsideisfree es la mayor mentira que nos contamos los ciclistas, pero la experiencia puede merecer la pena.
Así que ya has hecho los preparativos, has leído mil blogs y has visto todos los vídeos. ¡Estás preparado! ¡Error! Por mi propia experiencia y tras haber hablado con muchos otros corredores de ultrafondo, puedo asegurarte que nunca sabrás realmente en qué te estás metiendo. Tu lista de equipamiento, por muy buena que sea, nunca será perfecta. No para tu primera ultrafondo, y probablemente tampoco cuando hagas la vigésima. Las carreras de ultrafondo varían tanto como el clima. Siempre llevarás algo que no necesitabas, y te dejarás esa otra cosa que olvidaste. Sin embargo, no acertar a la perfección forma parte de la experiencia. La aventura no es perfecta. Si aprendes a abrirte a las imperfecciones de la experiencia, la disfrutarás mucho más, te lo prometo.
Ni siquiera los mejores preparativos pueden compensar la falta de experiencia. Antes de mi primera ultrafondo, GranGuanche Audax Trail 2021, una carrera off-road de 800 km que atraviesa las Islas Canarias, sabía que sería clave no esforzarme al máximo y guardar mi energía para más adelante en la semana. Pero, ¿qué significa eso realmente? No tenía experiencia alguna en rodar días completos durante una semana con poco o nada de descanso, y por ello no tenía ni idea de cuánto necesitaría dormir, ni de cuánto podría exigirme en términos de resistencia sin exprimir demasiado mi energía. A falta de experiencia, salí demasiado rápido y dormí demasiado poco. En esta primera ultrafondo aprendí por las malas que no soy Sofiane Sehili, compañero de la Gravel Alliance y una especie de experto en ultras. Necesito dormir y necesito ir despacio para poder terminar.
La experiencia es importante y la única manera de conseguirla es ir a buscarla.
Abordemos otro tema: la diversión. Participar en una ultrafondo es el pináculo de la diversión de tipo 2, tal vez incluso rozando el tipo 3. Es como subir una montaña difícil; rara vez es divertido en el momento, pero después, mirarás atrás y te darás cuenta de que fue una gran experiencia, y querrás repetirla. Son adictivas de una manera difícil de describir. Pregunté a Josh Ibbett, experimentado corredor de ultrafondo y ganador de la Transcontinental, qué era lo que le hacía volver una y otra vez. Sus palabras son tan interesantes que las citaré aquí:
Una vez que aprendes el proceso de terminar, el hecho de que es más mental que físico, eres capaz de sumergirte realmente en el viaje. Ver nuevos lugares, culturas y países nunca pasa de moda, y eso incluso sin la parte física del viaje. Supongo que es el escapismo en su máxima expresión. En qué otras ocasiones de la vida puedes quedarte despierto toda la noche porque sí, comer lo que quieras o incluso pasar días sin ducharte. La vida real no es la misma una vez que vuelves a casa y entonces ocurre lo inevitable, y la vida en la carretera vuelve a llamarte.
Recuerdo que no fue menos poético cuando tomamos cervezas juntos al final de la GranGuanche. Le acababa de decir que no volvería a correr una ultra nunca más, a lo que me contestó "Te harán falta cinco noches de sueño o cinco cervezas, lo que ocurra primero, para que cambies de opinión".Tenía razón. Meses después de fracasar en la GranGuanche, me encontré en la salida de mi segunda carrera de ultrafondo, la Atlas Mountain Race, una de las más exigentes del planeta.
La preparación de este nuevo reto había sido mucho más relajada que la de mi primera ultrafondo. Mis bolsas fueron mucho más fáciles de preparar, mi bicicleta ya estaba preparada correctamente y, de forma un tanto ingenua, pensé que tenía una idea de en qué me estaba metiendo. En realidad, me sentía confiado al afrontar este esfuerzo monstruoso de 1.200 km en una sola etapa, con cantidades de escalada que podrían hacerte llorar y secciones remotas empujando la bicicleta. Aprender de mis errores de la última vez, tomarlo con calma y dormir de verdad podían parecer una gran victoria. No estaba en ella para ganar, sino para terminar, lo que sigue siendo más fácil de decir que de hacer en un reto como la Atlas Mountain Race.
Sin embargo, esta confianza me llevó a aprender otra lección: resulta que también existe el fenómeno de "ir demasiado despacio". Con esto, no me refiero a la lentitud en el sentido de kilómetros por hora, ya que solo puedes esforzarte hasta cierto punto en un terreno tan exigente como el de las montañas del Atlas, sino al tiempo real que se tarda en progresar en la carrera. La conducción de noche es una parte importante del ultrafondo. Los que descansen de 6 a 8 horas tendrán que compensarlo con la velocidad. Para los ciclistas más lentos como yo, tendrás que encontrar un buen equilibrio entre velocidad y sueño. Si duermes poco, te faltará energía. Si duermes demasiado, acumularás mucho retraso en la carrera como para compensarlo después. Una vez más, la experiencia es importante.
También hay cosas que no puedes entrenar y que pueden afectarte. En mi caso, después de 3 días de recorrido, fue la combinación de la falta de energía y la incapacidad de encontrar comida decente. No encontrar algo sustancioso, ni siquiera una tortilla, después de recorrer un tramo desértico y remoto de 11 horas, fue parte de lo que me llevó a apartarme de la carrera. Como ya he dicho, el juego mental es mucho más importante que llevar simplemente unas piernas fuertes. Mi cuerpo estaba cansado, pero mi ánimo se resentía aún más. El calor, así como la escasez de alimentos, no fueron mis amigos. Era muy consciente de que no iba a llegar a la meta antes del tiempo límite, y con una moral tan baja como la mía en ese momento no tenía sentido seguir adelante.
Me retiré por segunda vez. Lo sentí como un fracaso. Sin embargo, aquí también hay una lección. Saber que no ha sido un fracaso per sé. Hay que tener valor para apuntarse a una ultrafondo y correrla, para lanzarse a lo desconocido y exigirse al máximo física y mentalmente. Pero saber cuándo abandonar también requiere valor. Puede que no seas consciente de ello en el momento en que abandonas, pero debes saber que, a pesar de todos los kilómetros en solitario, nunca estás solo. La gente en casa seguirá tus progresos. Te estarán observando, siguiendo todos tus movimientos en las redes sociales. Mientras ellos se sientan en sus cómodas casas, duermen en sus cómodas camas, tú has estado ahí fuera luchando en algún paisaje remoto. Tus dotwatchers serán tu mayor apoyo y te recordarán con orgullo lo fuerte que eres realmente. Te apoyarán cuando más lo necesites, y eso es una gran sensación.
Por último, piensa en lo estimulante que es descubrir que tus límites están mucho más allá de lo que pensabas. Un par de piernas más frescas y una cabeza más despejada pueden ser lo que te haga llegar a la meta, pero incluso si te retiras y no lo consigues, existirán dificultades que habrás superado y lecciones aprendidas. Nunca vuelves a casa con las manos vacías. Te llevarás a casa algo que solo puede darte el ciclismo o, en mi caso, intentar correr una carrera de ultrafondo.
Todo lo anterior es probablemente la razón por la que, tarde o temprano, volveré a presentarme en la salida de alguna ultrafondo en algún lugar. Entonces, ¿deberías hacerlo tú también? ¿Deberías probar una ultrafondo? Obviamente, es una elección muy personal. No todas las carreras de ultrafondo son tan duras como la Atlas Mountain Race, así que, en caso de duda, te sugiero que hagas más dotwatching y largos recorridos de bikepacking a tu propio ritmo. Intenta pedalear durante la noche por tu cuenta y comprueba cómo te sientes. Pero la mejor manera de quitarse el gusanillo es intentarlo de verdad. Tanto si terminas como si no, te irás a casa con más conocimientos. Y con la experiencia adquirida, es posible que quieras volver a intentarlo.
¿Por qué no lo consultas con la almohada y yo haré lo mismo? Quizás nos veamos en la salida de la próxima. De hecho, apostaría por ello. Nos vemos allí.
Erwin